MAL
AGÜERO
Doña Carlota estaba bastante fastidiosa aquella mañana.
Antes de preparar el almuerzo siempre se recostaba un rato en el sillón del
living-comedor, ya que solía levantarse muy temprano. Pero ese día no podía
reposar tranquila. Tenía abierta la ventana que daba a la calle, para ventilar
su casa, y por ella veía (y oía) a varios niños del barrio jugar al fútbol en
la misma, disfrutando de sus vacaciones de verano.
Mientras, celular en mano, intercambiaba mensajes con su
amiga Clotilde, le comentaba lo riesgoso del juego. No era una arteria muy
transitada, pero algún que otro vehículo pasaba por el lugar.
“¿Son muchos?”, preguntó su amiga. Carlota se levantó y
los contó. “Son 13”, respondió antes de recostarse nuevamente. La respuesta de
Clotilde coincidió con su pensamiento: “¡Y hoy es martes 13!!!”
Carlota, quien era muy supersticiosa, pensó que los
infantes corrían el riesgo de sufrir una desgracia y salió eyectada de su
sillón. Al hacerlo, posó primero su pie izquierdo en el piso, algo que siempre
evitaba. Al darse cuenta y querer corregir (tardíamente) la maniobra,
trastabilló y chocó la mesa del comedor, derramando el salero que se encontraba
sobre ella, junto a otros elementos de cocina.
“¡Estos chicos están en serio riesgo!”, pensó para sí
misma. Ni hablar cuando un pelotazo entró por la ventana y derribó el ancestral
espejo que se encontraba colgado en la pared, rompiendo su cristal en mil
pedazos.
Allí, el mal agüero se convirtió en ira. Furiosa, tomó el
palo de amasar que estaba sobre la mesa y salió a la calle, dispuesta a hacer
justicia por mano propia. Apenas pisó la vereda (otra vez con el pie izquierdo)
el gato negro del vecino, espantado por los ruidos, cruzó velozmente frente a
ella.
“¡Gato de m…!!!” “¡Pend… de m…!!!” gritaba Carlota, fuera
de sí, y corrió detrás de los niños en medio de la calzada. Éstos, al ver el
desequilibrado estado en el que se encontraba, ni pensaron en reclamar el
balón. Huyeron despavoridos del lugar.
Extenuada y resignada, al no poder alcanzarlos, la mujer
se serenó. Luego pensó: “Al menos evité una desgracia. Es muy riesgoso jugar al
fútbol aquí”. Y pegó media vuelta, dispuesta a regresar hacia su casa…
El chofer del furgón, quien se había distraído al evitar
atropellar a los niños que escapaban del lugar, no divisó a Doña Carlota,
parada en medio de la calle.
JORGE EMILIO BOSSA
Mención de Honor
23º Certamen Internacional de Cuento
Ediciones Mis Escritos
Buenos Aires, septiembre de 2024
RESULTADO DEL 23º CERTAMEN INTERNACIONAL DE CUENTO:
1º premio
Walter, Cristian
Rafaela - Santa Fe - Argentina
2º premio
Rekacz, Nanim
Neuquén - Neuquén - Argentina
3º premio
Noguera, Cristina
Pergamino - Buenos Aires - Argentina
MENCIONES DE HONOR:
Bossa, Jorge Emilio
San Francisco - Córdoba - Argentina
Dellacasa, Lidia
Rafaela - Santa Fe - Argentina
Montenegro, Ricardo José
Villa Ballester - Buenos Aires - Argentina
Presto, Alicia
Baleario El Chorro - Maldonado - Uruguay
Salas, Adela Margarita
San Justo - Buenos Aires - Argentina
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