CUENTO PICANTE
“¡A
los chori con chimi, a los choriii!!!” La voz del Negro Chunchula se escuchaba
desde la ruta. A pocos metros de la misma, sobre uno de los accesos a la
ciudad, el puesto de choripán invitaba a los transeúntes a probar el popular
sándwich. La noche del viernes no era muy apacible. Un poco de viento y otro
tanto de frío bastaban para que la clientela fuera escasa.
De
pronto se detuvo frente al improvisado comercio un coche de buena categoría.
Chunchula miró la chapa y dedujo que tendría pocos meses de patentado. Del
mismo bajó Julián, un cuarentón de buena presencia, y se acercó al puesto. El
comerciante se sorprendió. No era habitual tener clientes de la talla de quien
llegaba…
- Buenas noches, ¿me prepara un
choripán?
- ¡Cómo no, maestro! El clásico es
con chimi, pero si no le gusta tengo mostaza, ketchup, mayonesa…
- Mayonesa no. Póngale lo otro…
- ¿Cuál de todos? ¿Ketchup, mostaza,
chimi…?
- Los tres.
Chunchula
intuyó que el choripán le iba a salir bastante fuerte y sugirió…
- Tengo Savora suave si quiere…
- ¡Eso es para los pibes! ¡Ponga lo
que le pedí… y abundante!
El
choripanero ya no se animó a hacer ningún comentario y cumplió con lo
solicitado. Sintió que estaba armando una bomba de tiempo pero se dijo a si
mismo: “Y bueh… ¡El cliente siempre tiene razón!” De pronto se percató que,
mientras esperaba el pedido, el parroquiano se aproximaba a la cortina de humo
que manaba del asador. “Salga de ahí, jefe, que va a quedar como un jamón
ahumado” dijo Chunchula mientras meditaba: “Me parece que este tipo está medio
mamado”. El visitante respondió con naturalidad: “El aroma de la parrilla me
abre el apetito”.
- Aquí tiene, maestro. Agárrelo con
cuidado porque está bien cargado. En la conservadora tengo cerveza y gaseosa,
todo en lata.
- Puede ser una cervecita negra.
Julián
apretó el sándwich y el aderezo salpicó una de sus manos. Chunchula raudamente
manoteó un par de servilletas más para ofrecerle pero, atónito, vio como el
cliente se tocaba el cuello de la camisa con los dedos sucios. No podía
creerlo… una prenda de marca mancillada para siempre con salsa. La vestimenta
del comprador, camisa color salmón, pantalón pinzado gris y mocasines negros,
contrastaba con la del comerciante… camiseta de Belgrano, vaquero azul
desteñido y zapatillas de tela blanca. Como contrastaba el fino color del
atuendo de Julián con la notoria mancha. Repensó que el tipo no estaba borracho
sino que era un idiota.
Luego,
Julián tomó las servilletas que Chunchula aún tenía en sus manos y limpió las
suyas. “Tenga cuidado, maestro” le dijo tiernamente el vendedor. El cliente
procedió al fin a comer el primer bocado. Los ojos se le blanquearon. Sintió
como si un enjambre de abejas africanas invadía sus entrañas. Pero tragó el
picante mordisco. Luego relamió sus labios con su lengua bañada de salsa y
siguió con su valiente cometido. Chunchula miraba como aquel rostro variaba su
cromática y pensó: “Esto es solo la entrada”…
En
pocos minutos Julián se transformó en un ser lastimoso… la camisa manchada,
olor a humo en cuerpo entero y hálito de dragón. Mientras saboreaba la bebida,
ya insípida a su paladar, sonó su celular. “Hola querida. Me demoré porque me
encontré con Lucas y Martín. Acá estoy comiendo unos choripanes con mis
amigos”. Julián gesticulaba señalando a dos seres inexistentes y Chunchula se
preocupó… “¿Este no se habrá escapado de un neurosiquiátrico? O quizás pagó
para que lo dejen salir, porque parece de buena posición”. Por las dudas el
choripanero, disimuladamente, comenzó a alejar los cuchillos del alcance de su
cliente.
“¿Las
once ya? Termino y voy para allá. Un beso. Chau chau”. Julián cortó y procedió
a pagar su cena. Allí Chunchula advirtió que su nuevo cliente era casado. La
luz del foco del mostrador se reflejaba en el dorado anillo que brillaba en su
anular izquierdo. “No quisiera estar en su lugar cuando regrese a la casa”,
pensó.
Julián
se despidió amablemente:
- Muchas gracias. Tenga buenas
noches.
- Gracias a usted, jefe. Vuelva
cuando quiera.
- Tal vez el viernes que viene
necesite darme una vuelta por acá.
- Lo espero. Pero la próxima vez sea
más cuidadoso. Entre el aliento, el olor y la mancha su señora lo va a matar
cuando llegue.
A
la confianzuda frase de Chunchula le siguió la pícara respuesta de Julián…
- Me “iba” a matar si no pasaba por
acá. Ahora solo va a retarme. ¡Hasta luego!
- ¡Hasta el viernes, maestro!
N. del A.: Espero que ninguna señora, a la que le hayan hecho el
cuento, se avive leyendo este.
Jorge Emilio Bossa
Tercer Premio Género Cuento
Concurso Literario
S.A.D.E. Río Cuarto
Río Cuarto (Cba.), Octubre de 2015
LISTADO DE GANADORES
NARRATIVA:
Primer Premio: Córdoba, Francisca María (Villa María, Córdoba) - Cuento: “Obsesión”
Segundo Premio: Alfonso, Daniel - Cuento: “Cuestión de tiempo”
Tercer Premio: Bossa, Jorge Emilio (San Francisco, Córdoba) - Cuento: “Cuento picante”
Primera Mención: Aguilar, Dietris (Lomas de Zamora Bs. As.) - Cuento: “Mi amiga
Teresita”
Segunda Mención: Fernández, Raúl Ángel (Villa Adelina
Bs. As.) - Cuento: “La decisión de Paula”
POESÍA:
Primer Premio: Espósito, María Del Carmen (C.A.B.A.) - Poema:
“De otra manera”
Segundo Premio: Álvarez, María De La Fe (Lanús Bs. As.) - Poema: “Donde nadie
me espera”
Tercer Premio: Robrero, Martín Simón (Villa Giardino, Cba.) - Poema: “Manuscrito
interrumpido”
Primera Mención: Gutiérrez, Gustavo (Las Higueras Cba.) - Poema: “Pactos”
Segunda Mención: Bledowska, Víctor (C.A.B.A.) - Poema: “Desguardando”