FIERA HERIDA
La mañana luce desapacible. Natalí
está sola en su casa. Ya llevó a sus niños al colegio y su marido fue a
trabajar. La mujer se acerca al ventanal que da al patio de la vivienda. El
viento y la llovizna golpean su rostro. No sucede porque los postigos estén
abiertos, sino porque a uno de ellos le falta buena parte de su cristal.
Anoche, en medio de una de las tantas discusiones con su esposo, el vidrio
estalló en pedazos. El hombre, airado por los celos y el alcohol, arrojó una
botella que la tenía como blanco. Su mala puntería evitó una posible tragedia.
Las lágrimas de Natalí se mezclan con
el fresco aguacero que moja su cara. Nada parece inmutarla. Su mirada no tiene
destino fijo. El clima es una nimiedad si lo compara con su vida, esa vida rota
como el cristal de su lumbrera.
Sale al patio. En su mente, cada
traslúcido fragmento disperso sobre el césped se asemeja a una fotografía
conyugal. Puede verse en su noviazgo, su casamiento, su luna de miel y con sus
pequeños hijos. A ellos debió mentirles que lo de la botella fue solo un
accidente.
Se arrodilla. Toma dos trozos e
intenta unirlos, como quien arma un rompecabezas, pero sabe que es una utopía.
La convivencia se tornó insostenible y anoche se lo hizo saber a su marido,
pidiéndole el divorcio. La respuesta fue ese criminal proyectil.
Natalí clava con bronca un pedazo de
cristal en la húmeda tierra, hiriendo levemente una de sus manos. Luego mira el
otro fijamente y llora, ahora sí con desconsuelo. Sabe que él puede ser la
solución a tanta angustia y tristeza. Piensa que no hay otra salida, que no
puede vivir encerrada y presa del pánico. No quiere sentirse ella privada de la
libertad, en lugar de su agresor.
Desahuciada, apoya el filo sobre las
venas de una de sus muñecas. El solo contacto provoca un ligero sangrado.
Tiembla. Vuelven a su mente esas fotografías dispersas sobre el césped que su
paranoia le hace ver en cada fragmento de cristal. Distintos momentos en la
existencia de sus niños es lo que ahora vislumbra: bautizos, cumpleaños, los
primeros uniformes escolares…
Natalí observa las gotas de sangre en
su muñeca. Un rugido brota de sus entrañas. Se pone de pie y arroja con furia
el vidrio contra la pared, rompiéndolo aún más…
Desiste de su evasiva idea. Se siente
una fiera herida y no va a abandonar a sus cachorros a su suerte. Por ellos
mostrará sus garras y colmillos, con el coraje que toda hembra debe tener. Por
ellos, y por ella misma, luchará hasta las últimas consecuencias…
Aunque sea una nueva presa de la
absurda cacería.
Jorge Emilio Bossa
Primera Mención Género Cuento Breve
X Certamen Literario Nacional “Ramón
Emilio Charras” 2018
Junta Promotora API (Artistas y
Pensadores Independientes)
Córdoba, Septiembre de 2018
PREMIADOS DEL X CERTAMEN LITERARIO NACIONAL DE POESÍA Y CUENTO BREVE "RAMON EMILIO CHARRAS"
Poesia:
Primer Premio: Beatriz Teresa Bustos - San Francisco - Cba.
Segundo Premio: Victor Aurelio Garcia - Córdoba
Tercer Premio: Cristina Rizzotti - Córdoba
Primera Mención: Gloria Graciela Acosta - Córdoba
Segunda Mención: Elisa Sarquis - Córdoba
Tercera Mención: Paola Ippolito - Pinamar - Bs.As.
Primer Premio: Beatriz Teresa Bustos - San Francisco - Cba.
Segundo Premio: Victor Aurelio Garcia - Córdoba
Tercer Premio: Cristina Rizzotti - Córdoba
Primera Mención: Gloria Graciela Acosta - Córdoba
Segunda Mención: Elisa Sarquis - Córdoba
Tercera Mención: Paola Ippolito - Pinamar - Bs.As.
Cuento:
Primer Premio: Paola Ippolito - Pinamar - Bs.As.
Primera Mención: Jorge Emilio Bossa - San Francisco - Cba.
Segunda Mención: Patricia Silvana Gatica - Córdoba
Primer Premio: Paola Ippolito - Pinamar - Bs.As.
Primera Mención: Jorge Emilio Bossa - San Francisco - Cba.
Segunda Mención: Patricia Silvana Gatica - Córdoba
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