“No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”
Gustavo Adolfo Bécquer

jueves, 28 de noviembre de 2024

Las "esdrújulas"

 

LAS “ESDRÚJULAS”

 

El Club Atlético Águilas Púrpuras de Villa La Ciénaga gozaba de un óptimo desempeño en el ámbito futbolístico regional. “Los galácticos”, tal su seudónimo, tenían por hábito la cúspide de la liga que los tenía como partícipes.

Sus antípodas eran “las violáceas”, tal como se apodaba al femíneo equipo del club. Su paupérrima campaña las había situado en el décimo puesto del fútbol antagónico, sobre doce. Por ello, de sarcástica manera, “los galácticos” las llamaban “las esdrújulas” por ser las “penúltimas”, como dichas sílabas con tilde.

 

Cuando “las violáceas” se enteraron de la antipática burla, los tildaron de misóginos y quedaron ávidas de una drástica venganza. Ni hablar de la histérica reacción que les causó un artículo en el periódico local que decía que “los galácticos” recibirían un premio estímulo por sus éxitos: una excursión turística por la región patagónica de nuestra república, con pasajes aéreos incluidos.

Coléricas, pidieron igualdad de género y derechos análogos a las autoridades de Águilas Púrpuras. La réplica fue categórica: la estadística económica del club quedaría en déficit al solventar otro éxodo turístico similar. Las féminas seguían indóciles y la cúpula dirigente decidió darle una lúdica solución al bélico reclamo: una contienda futbolística entre ambos equipos. Para quienes lograran el éxito sería el ya polémico viaje. Sabían, en íntimo cálculo, que el match sería un trámite para los varones por la física disparidad.

 

Las chicas, escépticas, pensaron en una honorífica renuncia al hipócrita desafío, para no quedar en ridículo ante el eventual público asistente al estadio de La Ciénaga.

Fátima Galápagos, la directora técnica “violácea”, fue categórica: “¡Sobre nuestros cadáveres deberán pasar!” Sus discípulas quedaron atónitas ante la intrépida expresión.

Fátima era una espléndida mujer, tan erótica como simpática, con piel de ébano y unos glúteos dignos de un paro cardíaco. Era sólida su postura, un estímulo para el resto, y disipó el pánico de sus pares. “¡Arriba el ánimo! ¡Con mi táctica haremos trizas sus ínfulas y todos los pronósticos!”

 

En la mañana domínica, previa al improvisado “clásico” interno en el Club Atlético Águilas Púrpuras, Fátima se apersonó con su diabólico físico en la concentración de los “galácticos” para establecer un diálogo con sus pares. Lázaro Sepúlvera, el entrenador, creyó válido su ingreso, al ver, con beneplácito que sus propósitos eran muy útiles: evitar un caótico fracaso de las féminas del club.

Ya adentro, Galápagos mantuvo una cálida plática con los hercúleos futbolistas, quienes sin ningún escrúpulo ojeaban su anatómica silueta. “Mi súplica, ante disímiles géneros, es una benévola conducta hacia mis jóvenes jugadoras”, remató la “técnica” en su retórica.

 

El “Dóberman” Córcega, áspero zaguero “galáctico”, le hizo una incómoda pregunta: ¿Tendrá recíproca el favor? Fátima ni se inmutó ante tan impúdica propuesta: “¡Estoy a sus órdenes! ¡Enfrento a un ejército por ellas!”

Fue como arrojar un fósforo a la pólvora. Con una pícara sonrisa en sus carmíneos labios, Fátima vio entrar en volcánica erupción a ese plácido ámbito deportivo. Se sintió aquella mediática rubia, antes de su mítica bacanal con los gauchos del gasómetro.

 

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Por la tarde, con un árbitro foráneo para evitar polémicas, las antípodas se enfrentaron en el insólito “clásico”. La incógnita del público era saber si “las violáceas” podían ser un obstáculo para un nuevo éxito de “galáctico”, algo utópico desde lo teórico.

Quien sí daba crédito a sus dirigidas era Fátima. Famélica, llegó cargando con su físico hasta el banco de suplentes de las féminas, previa ingesta de dos mayúsculos sándwiches de milanesa. Se la veía lánguida y algo enigmática.

 

El réferi pitó y la esférica comenzó a rodar. Desde la génesis del partido, “los galácticos” impusieron un dominio hegemónico. Al minuto, Rómulo, su líbero, se impuso en el juego aéreo y metió un frentazo que la arquera Angélica Digiácomo atajó, revolcándose. Luego, la mediocampista Verónica Leónidas salvó, a centímetros de la línea, otra ocasión.

Pero tanto fue el cántaro a la fuente que, en el decimoséptimo minuto, Diógenes “el MágicoCórdoba clavó el balón en el ángulo derecho de Angélica con un magnífico zurdazo.

En el último minuto de la etapa, después de un sinnúmero de ocasiones, el “Búfalo” Cáceres pisó el área y definió cruzado tras un milimétrico pase del “Mágico”.

 

Fátima Galápagos veía cómo su táctica era un estrépito fracaso y el período inicial moría con un 0 - 2 en contra. Trémula, se puso de pie y les dio ánimo a sus discípulas: “Tranquilas. Estos energúmenos sueñan con un cómodo triunfo, que será efímero. Mi fórmula no fallará.”

En el segundo período, el trámite sufrió una drástica mutación. “Los galácticos” pasaron del ímpetu frenético a un juego monótono y abúlico. “Las violáceas”, dóciles a las órdenes de Fátima y al límite de su entrega física, les dieron un rápido vuelco a los dígitos

Primero Bárbara Domínico, la capitana, rompió todos los cánones con un atómico remate desde el semicírculo del área que dejó estático (como un espantapájaros) a “Tarántula” Álvarez, portero “galáctico”. El gol envalentonó a las féminas, que adelantaron líneas en pos de una hipotética paridad. Y ésta llegó con un antológico gol olímpico de la volante Mónica Espíndola, que dejó atónitos a sus rivales e incrédulo al público presente.

 

“Los galácticos” daban lástima. Era patético verlos débiles, anémicos, sin hacer pesar su género… Y las subestimadas “esdrújulas”, arengadas por Fátima, quien recuperaba su estética figura, siguieron con su vorágine, logrando que los fanáticos de Águilas Púrpuras se tornaran empáticos hacia ellas.

Y lo utópico ocurrió… Una magnífica apilada y una lírica definición de Jésica “Libélula” Ávalos desataron el júbilo en las gradas.

 

Ni un célebre futurólogo hubiese dado ese ilógico pronóstico… La pálida imagen de “los galácticos”, arrastrándose por la cancha, contrastaba con la óptima actuación de las féminas, quienes daban cátedra en búsqueda de la definición.

En la última jugada, Úrsula “la víbora” Ártico partió como un relámpago en contragolpe, dejó en ridículo a “Tarántula” Álvarez gambeteándolo y, sin obstáculos, le puso la rúbrica al categórico resultado: un épico 4 a 2, una histórica goleada.

 

Cuando el árbitro pitó y señaló el círculo central, marcando el epílogo del cotejo, fue éxtasis total en “las violáceas” y lágrimas de emoción en los ojos de Fátima, su directora técnica. La turística Patagonia las esperaba con sus espléndidos paisajes.

Pero nadie del público entendía la catastrófica debacle física y futbolística de los varones, que los llevó a la inédita derrota, como si una maléfica pócima hubiese causado un tóxico efecto sobre sus músculos.

 

Ignoraban la íntima visita de la Señorita Galápagos a la concentración “galáctica”, escasas horas antes del “clásico”. Fue cuando Fátima emuló a Vávara, la orgiástica y pirómana princesa rusa que hizo de una taberna un prostíbulo y luego una flamígera trampa…

 

Aunque, en esta crónica, la posterior e ígnea tragedia masculina sería sobre los céspedes de un rectángulo de juego.

 

Jorge Emilio Bossa

 

Tercer Premio Género Cuento

Categoría Adultos

IX Certamen Literario Nacional de Cuento y Poesía 2024

9 de Julio (Bs. As.), noviembre de 2024

 


 









IX CERTAMEN LITERARIO NACIONAL DE CUENTO Y POESÍA 2024

PREMIACIÓN CUENTO ADULTOS

 

PREMIOS:

1ero - “Reflejo” - Mónica Fazzini - Ciudad de Buenos Aires 

2do - “Sueño” - Jorge Griffa - Ciudad de Mendoza

3ero - “Las esdrújulas” - Jorge Bossa - San Francisco (Córdoba)

4to - “Un tren a las nubes” - Miriam Picciola - La Plata (Buenos Aires) 

 

MENCIONES NACIONALES:

1era - “María sin lágrimas” - Alicia Coronel - Junín (Buenos Aires) 

2da - “Involucrado por la experiencia” - Lucía Español - Pehuajó (Buenos Aires) 

3era - “Del dicho al hecho - Juan Carlos Viale - Cañuelas (Buenos Aires) 

4ta - “Historias de fogón - Ana María Flores - Tres Lomas (Buenos Aires) 

5ta - “Piedad” - Stella Maris Jáen - 9 de Julio (Buenos Aires) 

 

MENCIONES DE HONOR:

1era - “Evangelina” - Jorge L. Merlo - 9 de Julio (Buenos Aires)  

2da - “Una pelota para Navidad - Sebastián Ocampo - Rosario (Santa Fe)

3era - “Una foto y su canto” - Gustavo Abraham - 9 de Julio (Buenos Aires) 

4ta - “Interrogante” - Griselda Frachia - Trenque Lauquen (Buenos Aires) 

5ta - “Hallazgos” - Claudio Mamud - Ciudad de Buenos Aires 


Un nuevo misterio

 

UN NUEVO MISTERIO

 

Andrés, pescador de oficio y poeta por afición, siempre fue amigo del mar. Inventaba mil historias sobre él y recreaba cuanta leyenda llegara a sus oídos, mientras echaba redes desde su pequeña y añeja embarcación. Lo que más deseaba era que el mar le revelara alguno de sus numerosos secretos, para así poder llevarlos al papel.

 

Una mañana, sorpresivamente, atrapó a una bella y sensual sirena en su malla. Lo que para otros hubiese sido el cumplimiento de una increíble fantasía erótica, para él era la llave que abriría la puerta de los cuantiosos misterios marinos.

 

“Tú me vas a contar todo lo que sabes”, le dijo de un modo poco amable a su cautiva. La sirena se sobrepuso a la incómoda situación y le respondió: “Los secretos están en el lecho del mar y no puedes llegar hasta allí”.

 

“Claro que puedo”, expresó el excitado pescador. Acto seguido, procedió a envolver su cuerpo con una gruesa y pesada cadena que siempre llevaba en su barcaza. “Entonces… Sígueme”, ordenó la mujer pez antes de zambullirse.

 

Andrés no pudo ver la cómplice sonrisa que la sirena le regalaba al mar… Ese enigmático mar que, desde aquella mañana, atesora un nuevo misterio.


Jorge Emilio Bossa

 

Mención Especial Categoría Drama

Concurso Literario “Sierras y Palabras 2024”

Biblioteca Popular Mariano Moreno

Capilla del Monte (Cba.), noviembre de 2024

 




jueves, 14 de noviembre de 2024

Feria del Libro 2024


Presencia de S.A.D.E Filial San Francisco y Taller Literario "Letras y Sonidos" en la III Feria del Libro en Superdomo de San Francisco…

Muy agradecidos con la Municipalidad de San Francisco, por los espacios cedidos, y con la gente que concurrió al auditorio, visitó nuestros stands y adquirió libros...

¡Hasta 2025!!!









































lunes, 21 de octubre de 2024

La nodriza

 

LA NODRIZA

 

El niño se levanta, pronto a partir hacia el colegio. La nodriza lo apura, mientras revisa que nada falte en su mochila. Él desayuna tranquilo, al verla ocuparse de todos los detalles. Ella lo mira y sus ojos se humedecen. Recuerda una historia no muy lejana…

 

Jessica es una noble muchacha, hija de una reconocida familia de un pueblo del interior. La joven heredó la educación y las buenas costumbres que sus padres le inculcaron. A los dieciocho años emigró a la capital provincial para continuar sus estudios.

Allí conoció a Román, un compañero en la universidad, oriundo del norte del país. El chico era simpático y atrevido, tan buen mozo como desfachatado.

Jessica quedó impactada con Román, y él no tardó en darse cuenta. Lo que siguió después fue una sensual cacería en la que el norteño usó todas sus armas para seducirla. Primero robó las llaves de su corazón. Luego, con ellas, abrió todos los cerrojos de su cuerpo. Jessica, en una noche, olvidó los mandatos que una chica de buena familia debía cumplir. Román le hizo tocar el cielo y el infierno con las manos.

 

Unas semanas después, la joven comenzó a tener un amargo presentimiento: una vida en su vientre, fruto de la pasión de aquella loca noche. Desesperada buscó a Román, pero ya no lo halló. Aquel muchacho no andaba bien en los estudios. Un rumor sobre la situación de Jessica fue suficiente para que partiera hacia su ciudad natal sin volver a dar señales de vida. Su parte no asumió.

Él la dejó muy sola sin nadie en quien confiar cuando ya no podía ocultar su pancita. Ella pensó en una drástica determinación, pero rápidamente desistió de la misma. No podía condenar a muerte a la única persona inocente en este asunto. Además, ya pesaba mucho su error para agravarlo aún más.

 

Consiguió empleo como franquera en un supermercado. Así, los días hábiles se dedicaba a estudiar y los fines de semana y feriados a trabajar. Con esa excusa, por unos largos meses dejó de ir a su pueblo. No quería mancillar el honor de su familia ni recibir reprimendas de parte de ésta.

Pasados el tiempo, a escondidas de quienes la pudieran juzgar, dio a luz a su bebé. Unas horas después, para no levantar sospechas, se dirigió a una clínica diferente a la que la vio parir y abandonó allí a su crío. “Que Dios te ayude” susurró en su oído. Le dio un beso y desapareció del lugar.

 

Sintió alivio cuando se enteró, por los medios de comunicación, que el huérfano bebé hallado en aquel sanatorio gozaba de buena salud y había encontrado un matrimonio que se haría cargo de él. Supo también que lo habían bautizado con el nombre Ángelo.

Cuando pudo disimular lo ocurrido, mientras disfrutaba de la licencia maternal en el supermercado, volvió a su pueblo. Adujo haber renunciado al empleo, cosa que hizo recién cumplido aquel beneficio laboral, por estar fatigada y añorar a su familia.

 

Pero la culpa, lentamente, comenzó a afectarla. Empezó a pesarle ese cargo de conciencia y a sufrir la ausencia de su hijito. Retornó a la ciudad, averiguó cuál era su hogar y cuando obtuvo una respuesta, comenzó a rondar frente a aquella vivienda. Necesitaba volver a verlo, se conformaba con eso, ya que no tenía argumentos para acercarse a él.

 

Una tarde de sábado, al pasar por el lugar, vio a una muchacha de una edad aproximada a la suya tocar el timbre de aquella casa. Una mujer abrió la puerta y la visitante exclamó: “Hola. Vengo por el aviso en el diario donde dice que necesitan una niñera”. Jessica quedó perpleja, pero reaccionó rápidamente y volvió sobre sus pasos… “Buenas tardes. Yo también vengo por el empleo. No encontraba la dirección”, dijo la madre biológica de aquel bebé. Había hallado la coartada perfecta.

La mujer hizo pasar a las dos y les presentó a su marido y al pequeño que necesitaba nodriza. Jessica alzó a Ángelo. Al tenerlo en sus brazos sintió que desfallecía. Su emoción y su llanto debió disimular. Fue tanta la ternura con la que lo trató que los padres adoptivos decidieron darle a ella el empleo. Jessica sentía que el universo conspiraba a su favor, pues encontró más de lo que buscaba. Se juró a sí misma no volver a dejarlo.

 

Pasados unos años, la joven consiguió su título. Ahora es una profesional. Por ello sus padres no entienden por qué sigue con ese trabajo tan básico. Ella argumenta haberse encariñado con el niño a cargo y su familia adoptiva. Aduce que dentro de poco tiempo prescindirán de ella y allí comenzará a dedicarse a esa carrera para la que tanto se preparó, que aún es muy joven y tiene una vida por delante.

Jessica ahora siente limpia su conciencia por haber reparado, en parte, su viejo error. Sonríe cuando le agradecen la dulzura con la que trata al niño y se avergüenza cuando escucha criticar a la madre sin alma que lo libró a su suerte. En esa casa la quieren como una más de la familia. Siempre confiaron en ella, saben que dejan a Ángelo en buenas manos. Más de una década lleva allí como empleada. Pero todo acaba un día…

 

Ángelo se coloca la mochila. Jessica le acomoda el pelo. Parten hacia el colegio. Será la última vez. El infante termina hoy la primaria. Ella le toma la mano, pretendiendo aferrarse eternamente a él. Ya le informaron que no la necesitarán más en esa casa, pero que podrá visitar al niño cuando lo desee.

Los nervios la consumen. Jessica sería incapaz de arrancar a Ángelo del hogar que lo rescató de su orfandad y le brindó todo su amor. Pero sabe que la hora de la verdad se aproxima y reclamará el protagonismo que le pertenece.

 

El papel de la nodriza llega a su fin…

 

Es hora de que a escena suba la mamá.

 

Jorge Emilio Bossa

 

Primer Premio Género Cuento

Décimo Concurso Literario Nacional "Día de la Madre"

Campana Amanecer Literario

Campana (Bs. As.), octubre de 2024